¡Decidido!, volveré a robar carteras
Hoy ha sido una mañana agradable. Caminaba al lado de Golfo, cuando apareció el joven Constantino en su espléndido caballo blanco y silbando. Se detuvo delante de mi. Lo miré a los ojos con cierto interés y noté un brillo especial en ellos. Sonrió y me dijo:
- ¿Vas a montar ese caballo?
- Naturalmente-, le contesté.
- El mío es árabe y muy noble. El tuyo es un cruce. Ten cuidado, te tirará.
- ¿Y tú que sabes?. ¡No lo hará!. Es pequeño y muy cariñoso.
- No podrás montarlo, Paula.-, dijo Constantino. Y al oír mi nombre me ruboricé, hecho que me hizo enfadar todavía más.
- Sí podré-. Y ante el reto, monté el caballo y di una vuelta. Sentí miedo, porque nunca antes lo había hecho. Pero no iba a tolerar que él me humillase.
Sin darle más importancia, Constantino siguió su camino sin ni siquiera volver la vista atrás. Claro, él era el noble, el hijo de uno de los más importantes empresarios de la zona y yo sólo formo parte de la gente llana del vulgo.
Ahora que se ha ido, devolveré a Golfo. Él se ha convertido en testigo y si me detienen me enviarán a casa de mis padres. Y no me castigarán por lo que he hecho, sino por dejarme atrapar. ¡Decidido!, volveré a robar carteras.
4 comentarios
Anónimo -
dejo el beso mas dulce...beso que sale de lo mas profundo de mi corazon, con toda mi ternura para ti, ser tan especial que llenas de dicha mi vida con tu presencia, con tu mirar, con tu cariño... te quiero.
:(
Tu -
Pero yo creo que tu destino es seguir robando corazones!!! que las carteras no te hacen falta ;o)
Hija de la Luna -
Brisa -