Recuerdos en sí bemol
Y la luna habló.
El fresco rocío se deslizaba entre las secas hojas de otoño.
El cielo parecía recuperar otra vez su negro atuendo.
La pasión del agua inundaba el paisaje.
Sabia decisión del jilguero:
cansado y atormentado por los vientos del oeste,
arrancó de sus entrañas fantasías tintadas en color ocre.
Y se fue... se fue a descubrir horizontes nuevos.
Perfecta tristeza de una gran ave.
Amanecer soleado, atardecer frío.
Copas verdes de cristal.
Recuerdos en si bemol.
Distancias infinitas y caminos inciertos.
El fresco rocío se deslizaba entre las secas hojas de otoño.
El cielo parecía recuperar otra vez su negro atuendo.
La pasión del agua inundaba el paisaje.
Sabia decisión del jilguero:
cansado y atormentado por los vientos del oeste,
arrancó de sus entrañas fantasías tintadas en color ocre.
Y se fue... se fue a descubrir horizontes nuevos.
Perfecta tristeza de una gran ave.
Amanecer soleado, atardecer frío.
Copas verdes de cristal.
Recuerdos en si bemol.
Distancias infinitas y caminos inciertos.
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