Cuatro de septiembre
Cuatro de septiembre.
Sócrates se suicidó con cicuta. Posiblemente no era un cuatro de septiembre.
La cuestión no es nueva. No lo es el defender los propios intereses así. Así de una forma agresiva.
Cansado de darle vueltas al asunto durante varios meses, cuatro o cinco, tiré dos dados al azar. Tres tiradas y un sólo número que me salvaría de la caída al vacío desde un quinto piso. Tres tiradas y el cuatro no apareció hasta que los había lanzado sesenta y cinco veces.
Mientras sonaba un viejo bolero de Machín,
Aunque la virgen sea blanca
pintame angelitos negros
que también se van al cielo
todos los negritos buenos
pensaba que no era mi mejor momento. Pensé en el dolor que tendrían que sufrir las familias; un desaire el hacerles cambiar sus hábitos diarios. Aún así, después de decidir cuál era la ropa más apropiada, me vestí de domingo y sin acabar de oír las últimas estrofas caminé hacia aquella ventana.
Siempre que pintas iglesias
pintas angelitos bellos
pero nunca te acordaste
de pintar un ángel negro.
Era cuatro de septiembre. Han pasado once años.
Lo que me detuvo: el miedo a las alturas.
Sócrates se suicidó con cicuta. Posiblemente no era un cuatro de septiembre.
La cuestión no es nueva. No lo es el defender los propios intereses así. Así de una forma agresiva.
Cansado de darle vueltas al asunto durante varios meses, cuatro o cinco, tiré dos dados al azar. Tres tiradas y un sólo número que me salvaría de la caída al vacío desde un quinto piso. Tres tiradas y el cuatro no apareció hasta que los había lanzado sesenta y cinco veces.
Mientras sonaba un viejo bolero de Machín,
Aunque la virgen sea blanca
pintame angelitos negros
que también se van al cielo
todos los negritos buenos
pensaba que no era mi mejor momento. Pensé en el dolor que tendrían que sufrir las familias; un desaire el hacerles cambiar sus hábitos diarios. Aún así, después de decidir cuál era la ropa más apropiada, me vestí de domingo y sin acabar de oír las últimas estrofas caminé hacia aquella ventana.
Siempre que pintas iglesias
pintas angelitos bellos
pero nunca te acordaste
de pintar un ángel negro.
Era cuatro de septiembre. Han pasado once años.
Lo que me detuvo: el miedo a las alturas.
4 comentarios
Anónimo -
Acusación, tribunal de Los Quinientos:
"Meleto, hijo de Meleto, del demo de Mithhos, contra Sócrates, hijo de Sofronisco, del demo alopecense. Se acusa a Sócrates por no honrar a los dioses que honran la ciudad y por introducir dioses extraños; y también por corromper a la juventud. Pena de Muerte."
Isa -
muy fuertessss jajajajaja un besote hoy ya me alegraste el dia jajajajaja mmmmmmmmmuaksssssssssssss
Sigrid -
Brisa -